sábado, 25 de julio de 2009

AGUA BLANCA Y LA DEFENSA DE SUS TIERRAS A CARGO DE FRAY JUAN EVANGELISTA DE MÁLAGA

Juan Evangelista de Málaga, digno Fray, misionero y Capuchino, actuó en pleno acto de defensa de la identidad e idiosincracia de los naturales aguablanqueños, del hoy estado Portuguesa, y de sus derechos indubitables sobre la tierra que pisaban, heredad que hubieron de sus ancestros, como propietarios originarios de la misma.
Don Juan Josef Martel, terrófago por excelencia, contaba con la aquiescencia del Teniente Justicia, quien sin duda alguna ha de haber tenido intereses personales, los cuales satisfacía con el apoyo al Don Juan, la desobediencia al Decreto y al Mandamiento del Gobernador y del Visitador y a la despreocupación notoria por la seguridad socioeconómica del mal llamado indio, a lo cual último estaba obligado por disposición reiterada de la Corona Real que contemplaba que a los indios no se debía despojar de sus tierras ni someterlos a la esclavitud.
Cuando de excusas se trata, cada quien tiene la suya, más aún cuando es con el fin de evadir responsabilidades o no querer afrontar las mismas.
A tal efecto, para que el lector comprenda la substancia del caso y pueda juzgar por conocimiento y no por convencimiento, me es dable por obligación transcribirles un documento catalogado como borrador, destinado a Don Juan Evangelista de Málaga, donde se le reprocha haya molestado a los pobres indios de Agua Blanca con un viaje tan largo y penoso y sin llevar los debidos documentos para apoyar sus quejas contra el Teniente Justicia de Araure.
La transcripción la hago literalmente, para que pueda el condescendiente lector apreciar el castellano antiguo, su grafía, omisiones y accidentes, imperantes ha dos siglos.
La comunicación aludida está datada en Caracas, a los treinta y un día del mes de julio de un mil setecientos ochenta y siete, y paso, incontinenti, a citarla:
"Me es mui sensible que V P haia molestado los pobres Yndios de ese Pueblo, con un viaje tan largo y penoso sin tener otro documento que legitime sus agravios que la simple queja que V P produce en su carta de 14 de julio anterior contra el teniente Justamor de la Villa de Araure, y Dn Juan Josf martel vecino de ella, sobre usurpacion de tierras de los naturales, cuando V P no debe ignorar que un papel de esta especie no podria de jarme a cuvierto, si en virtud de el tomase una providencia decisiva: en esta atencion y en la de que tengo dispuesto que todos los recursos de los RR PP misioneros, vengan por el condutto y con informes de su Sor Prefecto, debera V P en lo Subcecivo dirijirse a el, documentado esta, o cualquiera otra queja que tenga que producir, a fin de tener por mi parte suficiente luz y fundamtos para asegurar el acierto de mis providencias".
El texto antes transcrito, pueden consultarlo los interesados en el Archivo General de la Nación, sección La Colonia, Subsección Gobernación y Capitanía General, Materia Correspondencias, año 1787, Tomo XXXVI, folio 323.
Como puede apreciarse, aun cuando no se identifica el autor de la correspondencia ni al funcionario que la remitió, es indudable que existió una parcialización hacia Juan Josef Martel y el Teniente Justicia Mayor; se dudó de la aseveración, representación y diligencia de Juan Evangelista de Málaga, a la vez que se le subestimó obligándole a actuar subordinado al Prefecto.
Málaga tuvo buena intención, y muy buena voluntad, pero todo no es querer sino poder, y el poder estaba en las otras manos.
Con amigos como el que redactó esa carta ¿para qué queremos enemigos? o, dicho de una forema jocosa, ¿y pa' qué más, pues?.
Sin embargo, sepan todos cuanto esto leyeren, que la comunidad indígena, mientras exista aunque sea un solo descendiente, no está extinguida y puede reclamar con razón lo que le pertenece por derecho.
Agua Blanca tiene tierris ejidales en manos de terceros, sin justo ni debido título, y sus autoridades municipales están en la obligación y el deber, como facultadas por ley, para reivindicarlas e incorporarlas a su patrimonio comunal.

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