sábado, 25 de julio de 2009

MÉDICO MERCANTILISTA Y AVALUADOR DE LA COLONIA

En la búsqueda constante e incesante de datos, actividad ésta que debe realizar por y para siempre el investigador histórico, localicé un certificado médico en el Archivo Histórico Arquidiocesano de Valencia [Estado Carabobo, Venezuela], que da mucho que pensar y mucho que decir de algunos médicos de las épocas pretéritas.
Con el debido respeto que merece el gremio médico en general, me permito transcribir textuaalmente el contenido de la citada certificación:
"El Licenciado Don Manuel Tirado Profesor en Medicina y Médico de la Ciudad de Valencia y su Hospital de Caridad, etc.
Certifico en forma pública ante los señores esclavos Benancia, Juana Inés, Rafael Marcelo y Juan Antonio, pertenecientes a la testamentaría de..., y la primera padece de una afección sifilítica curable. Se debe rebajar por una amenorrea clorótica y en estado tabaico con edema en los pies. Está dificultosísima su curación... El tercero una contracción en la pierna. Mal simple que no demerita nada de su valor. Y el cuarto una afección vermicular. Se rebajará de su valor la cantidad de ocho pesos. Y a pedimento de su albacea Don..., doy la presente que firmo en Valencia, y septiembre 24 de 1812. Licenciado Manuel Tirado (Existe una rúbrica). [al margen izquierdo] Derechos cuatro pesos recibidos (Existe una rúbrica).
Lo que llama poderosamente la atención, en el certificado en comento, el cual no sé si calificarlo taxativamente como un informe médico simple, un informe médico del área de la patología forense, o un peritaje o avalúo, es que, en vez de ordenar o recomendar un tratamiento médico que por lo menos hubiese mitigado los males de salud de esos pacientes, el polifacético doctor actuó tasando, justipreciando y depreciando el valor real de las piezas humanas vistas y reconocidas por él.
¿Y qué pasó con eso, Hipócrates?

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